Tras casi una década de derrumbe, el arroz vuelve a crecer en la costa santafesina
Desde 2012 la superficie disminuyó sin pausa entre 2.000 y 3.000 hectáreas cada campaña. Así bajó de 47.000 a 27.000, principalmente por el perjuicio de malezas resistentes a herbicidas. Ahora el desdoblamiento cambiario abarata insumos y la rentabilidad sería positiva.
La campaña arrocera en la provincia de Santa Fe arrancó con la siembra de los primeros lotes y la expectativa de volver a incrementar la superficie tras 8 campañas consecutivas de caída constante. Las primeras estimaciones, en base a los lotes laboreados, indican que este año podrían sumarse entre 1.000 y 2.000 hectáreas a las 27.000 del ciclo previo y así interrumpir el ritmo de recorte anual de 2.000 a 3.000 hectáreas que se mantenía desde el 2012, cuando se cosecharon una 47.000.
“Hace una semana que algún productor comenzó la siembra y esta semana se sumarán dos o tres más y las siguientes van a ir tomando ritmo la mayor cantidad de productores”, dijo el titular de la AER San Javier de INTA, ingeniero agrónomo Jorge Ayala.
“Yo la veo más optimista, creo que hay un leve aumento en la intención de siembra; hay algo más de superficie preparada, así que posiblemente esa curva descendente este año se corte y las hectáreas aumenten, poco pero aumenten”, sostuvo, y estimó que el área podría llegar a 28.000 o 29.000 hectáreas.
El derrumbe a casi la mitad de la superficie se había desencadenado por un conjunto de factores que atentaban contra la rentabilidad, principalmente la pérdida de la tecnología Clearfiel con el desarrollo de resistencia a las imidazolinonas del arroz colorado, la principal maleza del sistema, lo que ocasionó “que muchos lotes tuvieran que dejarse de producir”, dijo Ayala.
Lo que cambió ahora, indicó el técnico, es que en los últimos años se fueron “armando” nuevos lotes (demandan una obra civil de movimiento de suelo, construcción de canales para bombeo y taipas siguiendo las curvas de nivel) y ahora ayudará “una leve mejoría en el precio”, actualmente en torno a $ 20 el kilo de arroz cáscara. Al inicio de la campaña pasada valía $ 14.
A su vez, el desdoblamiento cambiario y el congelamiento de algunos precios como el del gasoil ofrecen algunas ventajas para el productor. “Todas esas cuestiones hacen que haya una pequeña brecha positiva respecto de los principales insumos para hacer cultivo de arroz hoy; creo que hay rentabilidad posible y muchos productores que venían preparando sus campos, con otros cultivos en algunos casos, este año salen a producción nuevamente”, sostuvo el ingeniero.
“El rendimiento de indiferencia ya lo hemos calculado varias veces y anda entre 4.500 y 5.000 kilos por hectárea, dependiendo de la tecnología aplicada por el productor”, precisó Ayala. El número resulta superior al promedio de rindes que se vienen dando en la costa santafesina durante los últimos años “que oscilan entre 5.500 y 6.000 kilos, o sea que hay una brecha positiva de rentabilidad”.