Un campo fértil para Aire Fresco en Venezuela

Arroceras explicaron las particularidades del negocio y la participación de la empresa. Según las arroceras, Aire Fresco faciitó las exportaciones a Venezuela.

Mucho se ha hablado en las últimas dos semanas de la empresa Aire Fresco y su intermediación en los negocios con Venezuela, sobre las presuntas irregularidades que se denunciaron desde el Partido Nacional, del intento sin éxito de formar una investigadora parlamentaria y el anuncio de denuncia penal por parte de los blancos y del diputado frenteamplista Gonzalo Mujica para que la Justicia investigue.

Más allá de esas consideraciones, el tema presenta otra faceta. Desde la voz de los productores uruguayos que le han vendido a Venezuela en los últimos años, y de otros que han querido hacerlo y no han podido, se demuestra que Aire Fresco —empresa dirigida por Omar Alaniz y Carlos Decia, ambos allegados al MPP— encontró un campo fértil para actuar en un mercado de difícil acceso y que presenta ciertas complejidades.

Los productores de la industria arrocera, uno de los principales rubros que Uruguay exporta a Venezuela, señalaron que Uruguay consume una porción mínima del arroz que produce por lo cual resulta fundamental exportar, y si para participar de ese negocio hay que pasar por un intermediario, bienvenido sea.

Empresas como Casarone y Saman, dos de las cuatro principales exportadoras a Venezuela, admitieron que pagaron un 3% de cada negocio a Aire Fresco por su intermediación.

Pero también ambas empresas confirmaron algo que se ha remarcado desde el oficialismo en torno a la propuesta de crear la comisión investigadora: no existe un monopolio, sino que hay otras empresas que hacen la misma tarea. Al mismo tiempo, admitieron que el gran porcentaje de sus ventas a Venezuela se realizaron utilizando la intermediación de Aire Fresco.

Jorge Lemos, gerente comercial de Casarone, dijo a El País que la intermediación de Aire Fresco "es un negocio solo" en el que todas las arroceras trabajan con Aire Fresco y esta empresa "es la que factura al exterior por las leyes 14.214 y 14.215", dijo. Ambas leyes, del año 1974, regulan las exportaciones y disponen para las empresas que comercialicen productos en el exterior beneficios de reintegro para el pago de impuestos y aportes.

Lemos reivindicó el papel que juega Aire Fresco por la tarea que cumple. Destacó que se encarga de toda la operativa: "Cuando el barco llega a Venezuela es necesario estar presente y ellos cumplen con esa tarea", dijo.

Además destacó que antes no se podía exportar a Venezuela porque no había forma de pago. El gerente de Casarone explicó que de acuerdo con la forma en la que trabajan, primero el Bandes recibe el dinero y luego que les confirman que llegó se envía el embarque.

"Ha servido no sólo al beneficiario final sino al productor porque le permitió vender a un precio igual o mejor", indicó.

Al respecto el jefe de Comercio Exterior de Saman, Javier Pérez, dijo a El País que las industrias dependen de las exportaciones puesto que el consumo de arroz en Uruguay es mínimo. "Estamos atentos a todas las oportunidades", dijo, y agregó que Venezuela no fue un importador histórico, sino que comenzó a comprarles arroz alrededor del año 2008.

Sobre la participación de Aire Fresco dijo que "cree" que se le paga el 3%, pero que la logística de la exportación no la hace Aire Fresco sino la empresa. También señaló que hay otros intermediarios aunque declinó dar nombres. El País también intentó tener la opinión de Glencore y Coopar, pero no fue posible ubicar a sus directivos.
"Servido en bandeja".

El directivo de una industria arrocera del norte del país, y que pidió no ser nombrado, dijo a El País que se presentaron ante un llamado de la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex), que unifica las compras al exterior, y cumplieron con todo el trámite que se les exigía para poder exportar.

El directivo de esa empresa dijo que consultó al ministro (de Ganadería, Agricultura y Pesca Tabaré) Aguerre sobre las posibilidades de las empresas más pequeñas de venderle a Venezuela. "El ministro me dijo que la Comisión Sectorial del Arroz (integrada por el gobierno y la gremial de Molinos de Arroz) sería la encargada de hacer partícipes a todas las empresas para venderle a Venezuela", agregó. "Pero nunca hubo un llamado de la Comisión y se terminó haciendo a dedo", se quejó.

El productor arrocero dijo que además de las cuatro o cinco empresas que venden a Venezuela hay otros veinte molinos más chicos que quedaron fuera del negocio. "Fue un negocio servido en bandeja para otras empresas pero nosotros también estamos en Uruguay", afirmó. "Quizá si hubiéramos ido con Aire Fresco habríamos podido vender", dijo.

Además mencionó que era un gran negocio teniendo en cuenta que la bolsa de arroz acá se paga US$ 9 y Venezuela la compra a US$ 20. "Aquello sonaba como un gran negocio y lo fue porque se cobró y se exportó", finalizó. De hecho el rubro del arroz no mantiene deudas con Venezuela.

Según los datos de Uruguay XXI, las exportaciones globales a Venezuela en lo que va de 2016 totalizaron US$ 48 millones, mientras que en 2015 había superado los US$ 202 millones. Entre 2012 y 2014 exportó el doble, más de US$ 400 millones cada año.

El auge de las exportaciones de Uruguay a Venezuela ocurrió a partir de 2012 —a raíz de la firma de 13 acuerdos Arroz— a fines de enero de 2011, durante una visita del entonces presidente José Mujica a Caracas.

Del análisis de la pauta exportadora del país a Venezuela, se advierte que este año la mitad fue arroz: se exportaron US$ 20 millones.

Las cifras presentan una caída leve con respecto a las exportaciones del grano de 2012 y 2014: se exportaron US$ 30 millones cada año, según los datos de Uruguay XXI.

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